Se define como paleopatología “la ciencia que estudia las enfermedades que pueden ser demostradas en restos humanos procedentes de épocas remotas”. Gracias a esta ciencia se ha podido comprobar que el hombre prehistórico padeció enfermedades sino también el diagnóstico de muchas de ellas a través de el estudio de restos óseos, piedras talladas y objetos de hueso y de asta.Han podido ser identificadas anomalías congénitas (acondroplasia, oxicefalia, asimetrías óseas), trastornos endocrinos (gigantismo, enanismo, acromegalia), gota, lesiones inflamatorias, carenciales y degenerativas (artritis, raquitismo, espondilosis), o neoplasias (osteosarcomas).
Respecto a la práctica médica en la Antigüedad, cuyo conocimiento es aún más incierto, parece seguro que se practicaba la reducción de ciertas fracturas y parece probable que se entablillara el miembro afectado por dicha fractura.
Se han encontrado vestigios de trepanaciones craneales que datan del Paleolítico. Eran operaciones quirúrgicas que consistían en perforar el cráneo. Se cree que se llevaban a cabo con instrumentos hechos con sílex e incluso hay quien habla de compases, dada la forma regular circular de algunas trepanaciones observadas en cráneos. Análisis ulteriores han demostrado que no todos los cráneos agujereados fueron necesariamente trepanados, ya que algunos de ellos pueden ser debidos a fracturas, heridas de guerra o tumores. Se piensa que tenía dos finalidades: la quirúrgica (para evacuar materias supuestamente acumuladas en la cavidad cefálica) y la mágica (para dar salida a los malos espíritus que habían penetrado en el cuerpo como consecuencia de un maleficio). Los expertos apuntan que debe diferenciarse entre dos tipos de trepanaciones, las realizadas en individuos vivos y las realizadas tras su muerte. Las trepanaciones realizadas post-mortem tenían una finalidad no médica, casi siempre ritual. Uno de las finalidades de este tipo de trepanaciones parece ser la de obtener una “rodaja” de cráneo, o el mismo polvo del hueso, que se utilizaban como amuletos, con fines mágicos. Hay otros autores que apuntan a fines prácticos, por ejemplo para colgar el cráneo o para beber de él. Las trepanaciones realizadas sobre individuos vivos tenían muchas veces como objetivo intracraneal. Algunas veces estas trepanaciones suponían la muerte del paciente, sin embargo, la supervivencia de algunos individuos está constatada y demuestra bastante habilidad técnica. Se sabe que empleaban técnicas de sutura y que tenían medios para combatir las infecciones. Sobre un cráneo precolombino con cinco trepanaciones, se describió la ausencia de signos de infección después de la operación cuatro veces de cinco, lo que nos confirma que existían ciertos desinfectantes como muchas sustancias naturales ricas en ácido ciámico (excelente antiséptico) que se aplicaba en la herida después de la operación.
También se ha encontrado una mano a la cual se le había amputado un dedo. Esta práctica aparece también corroborada por ciertas pinturas encontradas en cuevas prehistóricas. Hay quien opina que estas pinturas tienen un significado simbólico. Sin embargo, no se puede descartar que sea una práctica quirúrgica para tratar los panadizos u otras enfermedades digitales. La pérdida de los dedos también podría haber sido espontánea, debida a la gangrena o a la congelación. Al lado de estas prácticas terapéuticas parece muy posible que hubiera otras de carácter medicamentoso, suscitados por los impulsos instintivos del paciente o por la imitación de la conducta de animales enfermos, tales como el consumo de ciertas hierbas o la ingestión de otros frutos. Sin embargo, a este respecto no se conocen más que conjeturas.En relación con la dietética pueden hacerse algunas afirmaciones algo más certeras. Se sabe que excluían de su dieta algunos alimentos por motivos rituales o socioeconómicos y que hay una relación el régimen alimentario del hombre primitivo y la forma de su dentadura, hecho del cual se ha deducido que se alimentaba de piezas de caza y pesca, mariscos y semillas entre otros.
